viernes, 4 de diciembre de 2015

Pensamiento 37.

Al fin estoy rozando el sueño de mi vida con mis dedos. Estudiando lo que quería, todo los agobios merecerán la pena.
En pocos días he confirmado lo que es el amor incondicional de una mascota, aunque sea un poco pesado y no me deje estudiar, pero se hace querer demasiado el maldito.
Y a él, algunas veces tengo ganas de cabrearme, de gritarle, pero me tendrá ahí para cuando más lo necesite, al igual que él estuvo cuando más lo necesité.


No hay comentarios:

Publicar un comentario